La revuelta
las revueltas
Unas vueltas que se repiten
¿y qué vueltas son las que se repiten?
las revueltas
Unas vueltas que se repiten
¿y qué vueltas son las que se repiten?
En el movimiento inentendible que fluye en todas direcciones,
que agita, que quema, que arde,
que altera el orden de las cosas que quedaron establecidas
porque ese establecimiento de las cosas nos ha dañado, nos ha aislado, nos ha dejado en la intemperie de una soledad creada para que cada quien sobreviva
en una miseria de vida que nadie merece la pena vivir.
que agita, que quema, que arde,
que altera el orden de las cosas que quedaron establecidas
porque ese establecimiento de las cosas nos ha dañado, nos ha aislado, nos ha dejado en la intemperie de una soledad creada para que cada quien sobreviva
en una miseria de vida que nadie merece la pena vivir.
Ni la injusticia ni la desigualdad alcanzan para nombrar ese movimiento desde la rabia,
la digna rabia de lo vivido.
la digna rabia de lo vivido.
¿y qué vueltas son las que se repiten?
Una pulsión que nos envalentona a volver a encontrarnos,
a mirarnos a la cara, a sabernos juntas, juntos, juntes
frente al espectáculo de nuestra fuerza inquieta, conmovida y alegre
de tanta creatividad que por largos tiempos nos ha sido arrebatada.
Una pulsión que nos envalentona a volver a encontrarnos,
a mirarnos a la cara, a sabernos juntas, juntos, juntes
frente al espectáculo de nuestra fuerza inquieta, conmovida y alegre
de tanta creatividad que por largos tiempos nos ha sido arrebatada.
Pero que vuelve.
No se ha ido. Sigue latente. Allí. En Chile. En Wallmapu. Aquí. En México.
No se ha ido. Porque en cada territorio, en cada lugar, habitan formas otras, que nos recuerdan que mientras los órdenes establecidos nos imponen su miseria,
muchos otros, otras, otres siguen intentando, una y otra vez,
tejerse, entramarse, cooperarse,
en una lucha que es cotidiana,
que se construye, que reconstruye,
que respira, que vuelve.
No se ha ido. Porque en cada territorio, en cada lugar, habitan formas otras, que nos recuerdan que mientras los órdenes establecidos nos imponen su miseria,
muchos otros, otras, otres siguen intentando, una y otra vez,
tejerse, entramarse, cooperarse,
en una lucha que es cotidiana,
que se construye, que reconstruye,
que respira, que vuelve.
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