martes, 17 de abril de 2012
reino japonés
Ese día le pegaron los ojos con cola fría, Otoño había llegado. Afuera, los caballos salvajes se arrancaban felices. Adentro, Otoño preparaba sus colores café. Fue en la mañana, a medio latir, en un temblor. Café café café, le pegaron los ojos por llorosos. Y con cola fría para que dejara sus fríos. De otoño a otoño, al reino japonés. Al reino japonés, una vez más.
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