Cuando los cariñitos se tiraron al río
no tuvieron miedo a la corriente,
ellos querían aprender a nadar
y llegar a ti.
Azulada de mar
viniste a renacer oceánica,
por fin mis cariñitos
desembocaron en ti.
Se te pegaron en tus vestidos
porque las brisas,
a veces traicioneras,
sacuden tan fuerte
que todo echan abajo.
Por eso los cariñitos
quieren ser lapas
lapas tuyas en todos tus roquerios:
marinas coloridas luminosas
sin brisa que las despegue.
Renaciente oceánica
mis cariñitos siendo en ti
quieren el puente por donde pase yo.
lunes, 29 de agosto de 2011
viernes, 26 de agosto de 2011
domingo, 7 de agosto de 2011
te espero en el infinito
Porque ya no tenemos de otra.
A donde te fuiste a esconder
no cabía ni tu respiro:
así que decidiste no respirar.
Detuviste el tiempo
en busca de pieles que te vistan,
soñador desnudo, no las necesitas.
Y si no respiras, ¡sí aun suspiras!
Y tus suspiros te visten te muestran
dibujan las líneas que se te escapan
voladores de días atardecidos:
Eres volador y atardecido.
Yo por mi parte,
ni me escondí ni me vestí.
Fui a correr por laberintos,
entre calles nocturnas y días de frío.
Me congelé y descongelé.
Así que no tenemos de otra.
Vuelve a respirar pasa a despedirte.
Deja despedirme.
Te espero en el infinito.
A donde te fuiste a esconder
no cabía ni tu respiro:
así que decidiste no respirar.
Detuviste el tiempo
en busca de pieles que te vistan,
soñador desnudo, no las necesitas.
Y si no respiras, ¡sí aun suspiras!
Y tus suspiros te visten te muestran
dibujan las líneas que se te escapan
voladores de días atardecidos:
Eres volador y atardecido.
Yo por mi parte,
ni me escondí ni me vestí.
Fui a correr por laberintos,
entre calles nocturnas y días de frío.
Me congelé y descongelé.
Así que no tenemos de otra.
Vuelve a respirar pasa a despedirte.
Deja despedirme.
Te espero en el infinito.
Etiquetas:
dirigidos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)