A las putas de esta ciudad de pobrezas.
No nos duele vernos con las uñas pintadas,
con los tacones y las pantys caladas.
No nos duele vernos en medio de la noche
en los ojos de quien pregunta nuestro precio.
No nos duele vernos amanecidas,
con los ojos dormidos y el maquillaje corrido.
No nos duele vernos, y vernos lindas
¡¡Mijitas ricas!! en esta ciudad de pobrezas.
Pero eso sí,
Y esto sí que nos duele,
Nos duele que no llamen malditas putas
Cuando ustedes son más putos
En sus mismos seres.
jueves, 21 de agosto de 2008
sábado, 2 de agosto de 2008
Instrucciones para tomar el avión vuelta a casa
Es bastante dificil pararse frente a la metralleta, cuando sabes que los balazos son más exactos que tu propio equilibrio. Cabe preguntarse entonces, porqué arriesgarse. El instinto es lo más ingenuo del ser humano, y no podemos por ello, renunciarlo. Parece ser que los edificios de la gran ciudad te consumen bajo el sol que pregona los paraderos de tu vida, que aclama a los vencedores y perdedores -como si existieran- y disgrega los buenos y los malos. Y eso termina por agobiar el esprecto donde se mueven los dedos que ahora deletrean... Al menos, y eso tranquiliza, soy una marciana que mea pichi azul, y ha resuelto lo que antes era irresoluble.
Y que ahora va camino a casa.
Y que ahora va camino a casa.
Etiquetas:
rarezas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)