sábado, 3 de septiembre de 2011
A mi amigo Jorge
Una casualidad hizo encontrarnos en una noche de marzo, mientras el verano se despedía. En una banca, dejamos escritos destinos míos paralelos, que caminaban sin prisa pero sin mí. Así que decidiste regalarme un bomboncito, donde venía envuelta tu amistad ¡Gran amigo! Y me mostraste que las casualidades son las certezas más extrañas que se tienen en la vida, como nuestro encuentro. No supe el cuándo te fuiste, pero sé que de cualquier forma, podrás ahora mismo, seguir en la cercanía que nos mantuvo sonrientes. También sé, que estarás leyendo en todas las partes estas palabritas de tu Pavita. Felicidad amigo, donde sea que estés, nos reencontraremos.
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