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Fue la semana pasada. En honor al cumpleaños de Jaime. Estaba en cartelera, era la película más próxima para ver y entramos. Antes disfrutamos de unos ricos helados. A Jaime le gustó el suyo, pero el mío era mucho más rico. Cerati nos miraba con cara de envidia. Entramos. La primera de las impresiones que a Jaime provocó, fue la inexistencia de una banda sonora; la mía, "y eso es todo?". Al otro día, por el metodo de comunicación más cibernetico, Jaime confesó que la encontró buenísima, y yo también se lo dije. No argumentaré las razones, sólo disfrútela, como cuando disfruta de un helado de crema con frutas de su elección...
claudia, en lo humano...